miércoles, 17 de febrero de 2010

La esclavitud en el Siglo XXI: el asistente

No existen las grandes ideas si no hay quienes sostengan a los ideadores, sin quienes cimenten las bases de tremendos castillos.

He aquí desde mi experiencia los labores de quienes nos llamamos y somos llamados: ASISTENTES

- Somos polifuncionales: albañiles, carpinteros, cocineros, ejecutivos de ventas, periodistas, prenseros, artesanos, RRPP´s. Desde la compra de los cigarrillos o golosinas de turno de nuestros jefes hasta el cierre de cajas, acuerdos o liquidaciones financieras de grandes eventos (mientras "la ley" degusta su golosina o pucho).

- Estamos en todo y en todos. Nos convertimos en especialistas de los detalles. Si los descubrimos y atendemos somos los reyes del mundo pero si los olvidamos podemos ser los responsables del desmoronamiento del castillo.

- Cargamos con nuestra agenda y con la de los asistidos. Si ya era demasiado recordar nuestros cumpleaños cercanos, citas con el médico y demás responsabilidades, cual padres adoptivos tenemos a cargo una agenda más.

- Incorporamos a nuestra lista de amigos/conocidos al que nos saca fotocopias, el imprentero, diseñadores y nos encontramos hablando léxicos profesionales que antes desconocíamos. - Sufrimos con cada nueva idea o proyecto porque al escucharlos simplemente imaginamos el esfuerzo sobrehumano que requerirá de nuestra parte. Escuchamos a veces boludeces, propuestas que parecen sacadas de un guión de Spilgberg y nos montamos en el globo de helio, subimos pero bajamos inmediatamente con el ideador a cuesta. Le ponemos los pies sobre la tierra.

- Podríamos ser dentistas, forzados a esbozar siempre nuestra mejor sonrisa y podemos distinguir sin dificultad cuándo nuestros asistidos asoman una o cuando simplemente muestran sus dientes porque quieren comernos vivos.

Y a cambios recibimos la satisfacción de la confianza, el aprendizaje generoso, acceso directo y sin escales a mundos y ámbitos reservados para pocos. Conocemos y nos conocen. Nos maravillamos cuando de la nada podemos construir un mundo.

Y lo más importante: el día que queramos ser ideadores ya sabemos cómo empezar y en compañía de quién. Firma: una asistente

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